sábado, 16 de enero de 2016

Estándar de trabajo

Es claro que la andadura del perdiguero debe ser el trote. Se entiende, sin embargo, un trote veloz, el trote de un perro lleno de avidez y pasión, interrumpido de algún tiempo de galope. Nada maravilla más si en el desarrollo del turno de prueba, la avidez y la pasión llevan al perdiguero a alternar fases de trote serrado con tiempos de galope. Se da por descontado que el perdiguero que alterna trote con galope en los diez o quince minutos de la prueba, mantendrá constantemente el trote después de una hora de caza.

Pero la andadura de rigor, cuando afronta la emanación de la caza, es el trote. Es una andadura vivaz y de rendimiento que se desarrolla en diagonales casi siempre rectilíneas, bien espaciadas y en relación al olfato excelente del que da prueba este gran parador, siempre y cuando no exceda a la andadura, contraria a su naturaleza.



 La búsqueda debe ser espaciosa. Se rechaza en concepto del perdiguero de búsqueda restringida.
La amplitud de la búsqueda está dada por la amplitud del terreno y el perdiguero debe alargarse tanto cuanto es racionalmente posible en los terrenos abiertos, manteniendo, la unión con el conductor y restringir la amplitud de búsqueda en terrenos cubiertos o menos amplios.


Es propia en el perdiguero esta versatilidad que le permite desarrollar una búsqueda correcta en cualquier clase de terreno, lo que es una de las cualidades más estimadas de la raza. El perdiguero de búsqueda demasiado restringida, así como aquel demasiado lento, aunque trotador, debe ser severamente penalizado (donde por demasiado lento se entiende el perro que por linfatismo, carencia de energía o poca pasión, desarrolla una velocidad inferior al límite indispensable para una búsqueda dinámica y espaciosa). Se desea del perdiguero búsqueda ávida y dinámica. 

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